Práctica Innovadora 2020 sobre Educación Inclusiva
Un programa vocacional de tres años para estudiantes con discapacidad intelectual
Nombre de la práctica innovadora : | Programa de capacitación socio-laboral en el contexto universitario |
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Organización: | Universidad de Andrés Bello |
País de implementación | Chile / Santiago |
Año de inicio | 2006 |
PROBLEMAS ABORDADOS
En Chile, los jóvenes con discapacidad intelectual tienen acceso limitado a formación vocacional en entornos regulares de educación superior y, a menudo, tienen que asistir a centros de educación especializados.
SOLUCIÓN, INNOVACIÓN E IMPACTO
El primer año del programa se centra en desarrollar las habilidades cognitivas, lingüísticas y sociales necesarias para la actividad laboral futura. En el segundo año, los estudiantes adquieren habilidades específicas al elegir módulos en una de las cinco áreas: administración, educación, catering, jardinería y veterinaria. En el tercer año, los estudiantes adquieren experiencia laboral en compañías los rubros escogidos por ellos. Los materiales de aprendizaje están diseñados para que sean accesibles para los estudiantes con discapacidad intelectual y los profesores ofrecen apoyo personalizado según sea necesario.
Los estudiantes tienen acceso a todas las actividades extracurriculares en los campus, como programas deportivos y clases de baile. Estas instancias son una oportunidad para conocer e interactuar con sus pares de otros programas de estudio.
Al final del programa los estudiantes se gradúan con un diploma en habilidades laborales. A lo largo del programa, el personal universitario también trabaja con potenciales empleadores para identificar las habilidades clave necesarias en cada industria y apoyan a los empleadores para ofrecer entornos de trabajo inclusivos a los graduados del programa.

Los estudiantes adquieren experiencia laboral en empresas, como en un programa de radio en línea.
FINANCIACIÓN, PROYECCIÓN Y TRANSFERIBILIDAD
Los estudiantes pagan un arancel de cerca de $5.000 al año, valor en línea con las tarifas de otros programas de la universidad. Aquellos que no puedan pagar el arancel, reciben becas a través de donaciones de empresas privadas, bancos y otras instituciones. En 2019, el 30 por ciento de los estudiantes fueron apoyados con becas.
El arancel financia el costo de los profesores, asistentes, supervisores laborales y materiales. La universidad proporciona la infraestructura y los gastos generales de administración. No hay contribución estatal. El programa comenzó con 35 estudiantes en Santiago en 2006 y, en 2018, contaba con 136 estudiantes en los tres campus. Además de ejecutar el programa en sus otros campus, la UNAB ha apoyado a tres universidades a replicar el programa en Argentina, México, y España, y está buscando otras alianzas para expandirlo.